Hasta hace poco, los sÃntomas de la fobia social pasaban inadvertidos o se despreciaban como rasgos normales de la personalidad, equivalentes a la timidez. Hoy está claro que la fobia social es un trastorno molesto y doloroso, aunque tratable.
En las revisiones bibliográficas se ha observado que la fobia social y la timidez comparten muchos sÃntomas. No se puede diferenciar a las personas tÃmidas de aquellas con fobia social sobre la base de los sÃntomas somáticos (por ejemplo, activación somática y de la frecuencia cardiaca). Además, las cogniciones que reflejan un miedo a la evaluación negativa son comunes a ambos constructos. Las áreas que pueden separar estos dos patrones sintomáticos son la gravedad de las conductas de evitarÃan, el grado de afectación y la evolución. En comparación con la timidez, la fobia social se asocia con más conductas de evitación y una mayor alteración de la actividad global y tiene un carácter más crónico.
De acuerdo con los estudios epidemiológicos, las tasas de la fobia social oscilan entre el 3% y el 16%. Aunque no se dispone de datos epidemiológicos análogos para la timidez, las tasas subjetivas de timidez de las muestras universitarias varÃan entre 40% y el 50%. Según estos datos, cabrÃa deducir que la timidez y la fobia social no son constructos idénticos porque resultarÃa difÃcil de imaginar que una enfermedad concreta asolada al 40% de los adultos jóvenes. Dé cualquier manera, en estos momentos sigue sin aclararse la relación entre la timidez y la fobia social. Según algunos autores, tan sólo una fracción de las personas que se autodenominan tÃmidas manifiesta, en realidad, fobia social clÃnica o subclÃnica.
Por el momento, solo en dos estudios se ha medido la distribución de la fobia social entre personas muy tÃmidas. Uno de ellos con 97% de una muestra de 114 pacientes aún acudieron a tratamiento a un centro de timidez con diagnóstico de fobia social. En otro estudio, de una muestra no clÃnica (estudiantes universitarios) el 49% de los tÃmidos fueron diagnosticados de fobia social sólo el 18%.
Con arreglo a estos datos, es posible que la timidez constituye un rasgo, cuyo extremo esté representado por un trastorno, a saber la fobia social. Más aún, la timidez extrema está, aparentemente, más relacionada con los temores situaciones que caracterizan a la fobia social generalizada y a las fobias sociales más cincunscritas ( por ejemplo, fobia a hablar en público). Esta relación se ha demostrado también por la tasa desproporcionadamente mayor de trastorno de la personalidad por evitación dentro del grupo muy tÃmido.
El individuo teme actuar de una forma que se sienta humillado o avergonzado y sienta ansiedad, que puede manifestarse como una crisis de angustia y reconoce aún el temor es excesivo o irracional. Las situaciones sociales temidas de evitan o se experimentan con ansiedad acusada, con el consiguiente deterioro o malestar intenso. Los sÃntomas no pueden atribuirse a una enfermedad médica ni al abuso de sustancias.
Las personas con fobia social suelen presentar una acusada ansiedad anticipatoria antes de enfrentarse a la situación temida. En las situaciones sociales interactivas, es frecuente la aparición de sÃntomas fÃsicos tales como palpitaciones, sudoración, enrojecimiento y temblores, que a veces se convierten en el centro de los temores conscientes de la evaluación negativa por parte de los demás. Las cogniciones de algunas perdonas con fobia social suelen ser principalmente negativas, con pocos sÃntomas de activación vegetativa.
La fobia social también se relaciona con un deterioro intenso de la calidad de vida, tanto a nivel objetivo como subjetivo.
El tratamiento de la fobia social incluye tanto psicoterapia como la farmacoterapia y están indicados diferentes procedimientos terapéuticos para el uso generalizado. Los inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS's), se han Revelado como los fármacos de elección para la fobia social y uno de ellos, la paroxetina, es el medicamento más estudiado y con más experiencia en el tratamiento de esta patologÃa.